dc.description.abstract | Las transformaciones en el gobierno de las haciendas municipales implementadas sistemáticamente a partir de 1760 han sido tradicionalmente interpretadas como un paso más en el proceso de centralización de la monarquía absolutista española. La historiografía institucionalista adopta una perspectiva de arriba a abajo en la que los actores locales son presentados como meros receptores de las reformas. Las historias locales, si bien reconocen una cierta capacidad de acción de los actores locales, asumen igualmente la idea de una tendencia centralizadora y recalcan los límites del reformismo carlotercerista por la incapacidad de los de arriba y la resistencia pasiva de los de abajo.
Siguiendo la estela de varias propuestas historiográficas recientes, este artículo pone en cuestión esos enfoques. A través de tres casos de estudio de la Corona de Aragón, las reformas de propios y arbitrios se interpretan como un proceso de negociación constante entre individuos y grupos en distintos centros de poder. El objetivo no es dirimir el éxito o fracaso de las reformas, sino comprenderlas como el resultado de los conflictos y la interacción entre actores en diferentes instancias de poder. Los acreedores, los representantes de los grupos populares, los regidores, los oficiales reales municipales, los oidores de las Reales Audiencias, el personal de las Intendencias, los miembros del Consejo de Castilla, los oficiales de la Contaduría General de Propios y Arbitrios, los Secretarios del Despacho... Todos moldearon con sus acciones, ideas y conflictos las reformas de propios y arbitrios, unas reformas que constituirían el legado más importante de la monarquía española al régimen liberal decimonónico. | en |